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martes, 25 de octubre de 2011

CARTA ABIERTA DEL JEFE DE FALANGE SOCIALISTA BOLIVIANA AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA JUNTA DE GOBIERNO, 21 de septiembre de 1946



Al señor
Presidente de la Junta de Gobierno
Presente.

Señor Presidente:

La prensa nacional se refiere en sus últimas publicaciones a la existencia de un proyecto de Decreto, por el cual se declararía al margen de la Ley a toda organización totalitaria, con mención expresa de que Falange Socialista Boliviana se encontraría comprendida en dicha extrema determinación.

Como dichas publicaciones anuncian las fuentes oficiales de su origen, debemos admitir que existe en estudio de la Excelentísima Junta de Gobierno, aquel atentatorio proyecto y aunque nos asiste la seguridad de que no ha de merecer su aprobación, no podemos dejar silenciada nuestra voz de protesta y condenación por la maniobra encubierta que representa y cuyas consecuencias funestas habrán de perjudicar más el prestigio del actual Gobierno, que a la vitalidad invencible de nuestro partido político.

Considerando el caso hipotético de que Ud. un hombre de derecho y de justicia, se hiciese cómplice con su firma del atentado sin precedentes jurídicos ni políticos, de prohibir la existencia de un partido cuyo fervor boliviano ha penetrado en las masas populares y en lo más selecto de las clases universitaria y profesional, cumplimos el deber de presentar ante su autoridad los antecedentes que motivan el presente memorial y la denuncia expresa que el contiene, para que puedan servir a su criterio de gobernante y tambièn para dirigirnos, por su intermedio, al pueblo todo de Bolivia, uno de cuyos sectores más poderosos representamos. En efecto, nuestra denuncia y nuestra protesta se interpone ante la autoridad que inviste el señor Presidente de la Junta, pero apela también al Tribunal de la suprema instancia que es el pueblo, que así como hasta hoy dio para nuestras filas miles de sus hijos, mañana rspaldará íntegramente nuestra acción, convencido de que representamos el más eficaz camino de la lucha anticomunista, como lo viene a demostrar el proyecto de ley que comentamos, nacido y prohijado en los burós políticos de los partidos internacionales.

NUESTRA DENUNCIA

Denunciamos ante la Junta de Gobierno que el PIR -Partido Comunista, organizado bajo diversas denominaciones desde el año 1928- es el autor del mencionado proyecto de ley, como la medida más artera para destruir la poderosa reacción anticomunista que el país contempla.

Trata de esta manera de privar a la conciencia anticomunista de Bolivia del brazo más poderoso y decidido con que cuenta, y para ello, ha buscado el apadrinamiento de este proyecto en el Ministerio de Gobierno, fundado probablemente, en las poderosas "simpatías" con que cuenta en esta Secretaría, según se ha denunciado repetidas veces.

El proyecto de declarar fuera de la ley ha sido consigna internacional impartida en el Congreso Comunista Chileno, al que asistieron los jefes del PIR, Arze y Anaya, según tenemos comprobado documentalmente.

Fué "El Siglo", órgano oficial del Partido Comunista Chileno, el que lanzó en julio de 1945 la consigna: "Falange Socialista Boliviana debe ser declarada al margen de la ley".

¿Qué interés tienen los comunistas chilenos para que se destruya esta organización del auténtico nacionalismo boliviano?

El Partido de la Izquierda Revolucionaria tiene el secreto.

Esta consiga del partido jefaturizado por el comunista chileno Marmaduque Grover, el cerebro inspirador del PIR, que fuera invitado a presidir su Primer Congreso, fue luego secundada en Bolivia mediante circular reservada del Buró Político del PIR, instruyendo las medidas que debìan adoptarse y sugerirse para terminar "con el terrible peligro falangista". Dicha circular contempla los siguientes puntos: a)"Destruir los órganos de prensa de FSB para impedir que la propaganda nazi-falangista siga sembrando especies calumniosas contra nuestro partido". b)"Campaña de desprestigio personal y anulación política de los dirigentes falangistas". c)"Inhabilitar a Falange Socialista Boliviana para continuar su prédica nefasta y su lucha criminal contra las fuerzas progresistas, logrando que se le declare fuera de la ley, con prohibición absoluta de toda forma de organización" (circular a los comités departamentales, julio de 1946).

El Partido Comunista Boliviano (PIR) ha cumplido su plan.

En primer término, integrantes del PIR, instruídos por sus dirigentes, atacaron, saquearon e incendiaron "El Heraldo" que FSB publicaba en cochabamba, en una línea de conducta opositora al régimen Villarroel. ¿Cómo se explica que un diario opositor fué incendiado por las hordas rojas, mientras el diario oficial del régimen "Vanguardia" no fué destruído?

El plan comunista del terror rojo se cumplía: "El Heraldo", decano de la prensa nacional, había subsistido a todas las luchas políticas de la República, como reliquia venerada de nuestra tradición histórica, tuvo que perecer saqueado por las hordas rojas. ¡Símbolo elocuente de la barbarie pirista que el país no puede tolerar!

Sin embargo, no bastó este salvaje atropello a la cultura nacional; el punto a) de las instrucciones reservadas, indicaba que debía ser destruída toda la prensa falangista.

Fue en Santa Cruz, en el mes de agosto último, que elementos piristas incendiaron criminalmente las instalaciones del semanario "Antorcha" que desenmascaraba al comunismo, mimetizado en partido demócrata burgués.

La campaña de desprestigio de los dirigentes falangistas aún continúa, mediante anónimos y correspondencia que se envía a los diarios de la República, tratando de mostrarnos como delincuentes y exaltados.

El último punto del plan pirista que tiende a dejar inerme al espíritu de defensa nacional se cumple a traves de este proyecto de ley que hoy impugnamos enérgicamente.

El PIR, mediante este plan de exterminio de su principal enemigo ideológico, habría logrado silenciar la verdad esgrimida por Falange Socialista Boliviana en contra de este Partido Comunista mal mimetizado.

No quedaría en pie, según sus previsiones, el enemigo irreconciliable y la fuerza política más organizada que lucha con brío invencible contra el bolchevismo.

Finalmente, se controlaría así a las otras fuerzas no organizadas y que repudian al comunismo, pero que careciendo de la disciplina y ejercicio político, no tendrían la capacidad de enfrentarlo.

Prácticamente, cumplido este plan en Bolivia, como en otras naciones del mundo, el comunismo lograría imponerse, pese a las grandes mayorías nacionales que lo repudian, sólo por la técnica de su acción que trata de insensibilizar y confundir la conciencia anticomunista y de herir los nudos de su organización para desarticular por completo, impidiendo que en el momento oportuno todos los sectores puedan coordinar esfuerzos para detener -ya tarde- a los aventureros del comunismo internacional enseñoreados del Gobierno de la Nación.

De ahí por qué el PIR -según lo han declarado sus jefes- atribuye excepcional importancia a la destrucción de FSB, a la que reconocen como eje propulsor y coordinador de todo el movimiento anticomunista en Bolivia.

Este plan del comunismo conseguiría sus objetivos si no existiese este factor decisivo: la resolución inflexible de una generación idealista que ya ha probado que no le detiene ni la persecución ni la muerte.

LOS PRETEXTOS QUE FUNDAMENTAN EL PROYECTO

El intento de declarar a Falange Socialista Boliviana fuera de la ley, publicado por primera vez en un diario comunista chileno, es el acto más eficaz con que el PIR cumple su obra de sabotaje a la revolución popular.

En efecto, ninguna obra de sabotaje puede ser más perfecta que aquella de inducir a la Junta de Gobierno, a apartarse de su fidelidad respetuosa a los sistemas legales, en cuyo anhelo se levantó en armas el pueblo por encima de los partidos.

¿Cuáles son, se pregunta el pueblo boliviano, los justificativos para cometer este atropello con una generación de bolivianos agrupados alrededor de un partido joven y vigoroso? ¿Cuáles los tremendos pretextos para negar el derecho que conceden las leyes de Boliva a todos sus hijos y máxime a quienes la sirven con desinteresado fervor nacionalista?

El proyecto de ley -condenado al absurdo- sólo podría tal vez explicarse por estos tres pretextos aducidos como causas:

PRIMERO. El supuesto que FSB sea una organización nazi-fascista internacional.

SEGUNDO. Su pretendida participación en las responsabilidades del Gobierno Villarroel.

TERCERO. En que estuviera en trajines sediciosos.

Desde luego, para cada una de estas causas existen los métodos legales que el orden jurídico ha previsto, y ninguna justifica por sí sola el recurso de violar la ley, cuando ella misma puede y debe sancionar. Así por lo menos deben pensar quienes en nombre de la norma jurídica presiden la Nación.

EL NAZI-FASCISMO Y NOSOTROS

En el supuesto que Falange Socialista Boliviana fuese una organización nazi-fascista internacional, habría que someterle a un previo proceso de investigación, profundo y sereno, que pudiese demostrar al país que FSB es un partido de vinculaciones internacionales comprendido dentro del engranaje mundial que fuera movido por el Eje. La simple sospecha de identidad de nombre con la Falange Española no es criterio jurídico ni político.

Si los gobernantes chilenos hubiesen mantenido principio tan simplista e ingenuo, hubiesen declarado al margen de la ley a la Falange Nacional, de ideología y trayectoria inconfundiblemente democrática. Por el mismo camino, el Gobierno actual tendría que disolver a la Falange Socialista Boliviana, dando vida legal a sus milicias, que son las organizaciones de previo adoctrinamiento por donde pasan todos los militantes, ya que el nombre de milicianos corresponde a los enemigos del franquismo español.

Pero no pueden ser tan baladíes las razones de los gobernantes. Sólo un proceso de investigación sereno y completo, podría demostrar si la Falange Socialista Boliviana es una organización internacional fascista. Dicho proceso de esclarecimiento hemos solicitado -interesados como los que más- en julio de 1940, en agosto de 1941 y en febrero de 1943, emplazando a los poderes públicos a desmentir nuestra afirmación, hoy la repetimos: Falange Socialista Boliviana jamás ha mantenido relación ni dependencia con ninguna organización ni gobierno extranjero.

Los hechos así lo han atestiguado.

Cuando el putsch nazi, el Gobierno se incautó de profusa documentación probatoria de que algunos políticos bolivianos se subordinaban a consignas extranjeras. Se constató en ese entonces, que FSB -contra lo que sostenían sus enemigos- no tenía vinculación con el fascismo internacional.

Es más aún; en la carta abierta al Presidente Peñaranda dijimos, sin ser desmentidos: "La artera sindicación de ser un partido nazi-fascista es destruída por la reedición de nuestras actuaciones en lo que va de la presente guerra de imperialismos, pues, jamás ha efectuado actos que siquiera levemente pudieran parecer de ayuda a los países del Eje".

Nuestras sucesivas e insistentes peticiones de instaurar un proceso que clarifique la especia calumniosa de constituir un partido nazi-fascista, no fue escuchada por los anteriores gobiernos, empeñados con nuestros enemigos en que susbsista la sospecha que se hace pasar sobre nosotros. Pero ha sido el Libro Azul, el más completo y documentado análisis de la realidad política sudamericana, en relación con "el peligro de la subsistencia de organizaciones que tuviesen algo que ver con el Eje en América Latina", el que despeja toda sombra de culpabilidad en tal sentido, contra nosotros. Podemos pues, afirmar categóricamente, que nadie ni nunca podrá desmentir que Falange Socialista Boliviana es el partido de bolivianismo más auténtico y puro; que, en consecuencia,ninguna relación puede atribuírsele con el nazismo alemán, el fascismo italiano o el franquismo español, que sólo tiene significado para Bolivia y dentro de Bolivia'.

Se insiste, con ignorancia desoladora, que por llamarnos falangistas estamos supeditados o inspirados en el caudillo español.

Un ilustre miembro de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, especialista sobre los asuntos hispánicos, después de mantener correspondencia con nuestro Departamento de Doctrina y empeñado en conocer la relación de nuestro pensamiento con el movimiento hispánico franquista, no ha podido menos que reconocer en una tésis doctoral que: "Falange Socialista Boliviana, en consecuencia, no tiene filiación, correspondencia ni relación ideológica alguna con la Falange Tradicionalista Española".

Cuando las naciones del Eje estaban en su apogeo miltar y en su éxito propagandístico, adoptamos esta divisa: "Ni Berlín ni Moscú: Bolivia nueva" (Mensaje del 6 de agosto de 1941 del Secretario General de FSB).

Lo hemos repetido en todos los tonos, lo hemos practicado en todos los terrenos: Bolivia debe volver sus ojos a su propia realidad, sin buscar amos ni modelos en el exterior. Lo dijimos cuando en la guerra europea ganaban los nazis y lo repetimos también cuando perdían.

Nuestro ideario no ha sufrido claudicaciones ni enmiendas, pues no somos de aquellos que por conseguir las veleidades del éxito momentáneo, reniegan de sus principios y mudan de piel con cada cambio de estación.

La primera virtud de la educación política que nos hemos impuesto es la lealtad a los principios jurados.

Se ha tratado pues, en vano, de fisonomizar a FSB como un partido movido por un resorte extranjerizante, con todas las características antinacionales de los partidos que obedecen las directivas de fuerzas políticas extrañas. Pero, aquél que no recoge las calumnias sin beneficio de inventario y que quiere convencerse por su propio análisis de la doctrina falangista, podrá comprender la pureza de su nacionalismo en documentos como Programa de Principios, declaraciones doctrinales de las concentraciones generales, mensaje del Jefe del partido en enero de 1946, y en todas las publicaciones emitidas por los departamentos de Propaganda y Doctrina.

En ellas se observa que existe una radical diferencia entre los principios que se nos atribuye y nuestra doctrina esencialmente bolivianista, como se expresa en los siguientes postulados:

"2º La creación del alma nacional. Restaurando la fe en el destino de nuestro pueblo, formaremos un alma nacional inspirada en la tradición de las grandezas y virtudes colectivas, en la fisonomización de un arte y una cultura propios y en la estima de nuestras posibilidades como Nación".

"3º La unidad de la Patria. Sólo concebimos la Bolivia única por la vinculación espiritual y material de sus pueblos. Es criminal todo intento de romper la unidad nacional. Morirá para siempre la Boliva desmembrada y regionalista".


“7° El imperio de la justicia social. Impondremos la más estricta justicia social, dando a todos los hijos de Bolivia bienestar moral y económico. Fomentaremos la explotación de nuestras fuentes de riqueza, solidarizando los factores de la producción y organizándola de acuerdo al interés colectivo, haciendo imposible la explotación y la lucha de clases” (Programa de principios de FSB).

O estos otros conceptos:

“Y si la Falange Socialista Boliviana es un valor substancial e ideológico de la hora en que vive el mundo; es también una fuerza representativa de la segunda batalla que ha de librarse por la libertad del espíritu nacional, frente al aniquilamiento de las naciones que persigue la Unión Soviética”.

“El comunismo ateo es la forma más avasalladora de las tiranías y el enemigo más peligroso de la libertad”.

“El comunismo está contra la libertad de conciencia”.

“Contra la libertad de los pueblos que defienden su soberanía y su honor” (Mensaje del Secretario General de FSB, enero de 1946).

Representamos pues, en Bolivia, una nueva posición revolucionaria que asume la responsabilidad histórica de defender de nuestra civilización todo lo que tiene de defendible: Dios, la Patria y el hogar. Pero impugnamos con espíritu reformista, todo lo que esa civilización tiene de injusto: el dolor y el hambre de los humildes, que una mejor distribución de la riqueza podrán hacer menos infelices y más útiles.

Porque somos revolucionarios, hemos enunciado principios socialistas que el obrero boliviano rápidamente ha intuido como los que habrán de llevarle al camino de su reivindicación social; sin renegar de la Patria y sin vulnerar su progreso fundado en la industrialización nacional.

Nuestros principios no vulneran el concepto de una verdadera democracia. Postulamos es verdad, un Estado fuerte y no un Estado débil engendrador de injusticia y de anarquía; queremos un Estado eficaz que pueda vencer los siglos que hemos perdido en luchas intestinas; pero nuestros principios se conforman con el pensamiento socialista contemporáneo; pues reconocemos que el Estado tiene derecho sobre el individuo, pero no sobre la persona: limitación del Estado monstruo que, como en Rusia, se ha devorado al hombre para sustituirlo con el número.

Se pretende, mediante prensa de gran circulación –que admite las calumnias en contra nuestra, pero no las rectificaciones documentadas- que somos una especie de guardia pretoriana, partidaria de la violencia criminal y de la tiranía. Sin embargo, nuestra respuesta documentada está fechada hace mucho tiempo.

Cuando se produjeron los luctuosos acontecimientos del 20 de noviembre de 1944 y cuando el país permaneció en silencio sin la voz de condenación de ningún otro partido, FSB fue la primera organización que en documento público expresó su concepto sobre la violencia desenfrenada convertida en método político: “Somos enemigos del matonaje y del crimen que la política nacional ha elevado al rango de entidad republicana. El empleo de la fuerza carece de todo atributo moral y ensombrece la historia en vez de dignificarla” (Declaración N° 2 de la Concentración General, Santa Cruz, febrero de 1945. Publicada en “Los Tiempos”, marzo de 1945).

Posición filosófica muy clara en contra de procedimientos que constituyen una violencia muy distinta al sentido heroico de los hombres que, en defensa de sus ideales, enfrentan el peligro con el vigor incontenible de sus convicciones. De la decisión en la lucha somos partidarios. La violencia criminal es la que emplea la fuerza contra el indefenso; la energía heroica –madre de las verdaderas transformaciones- es la que enfrenta el pecho de idealistas indefensos contra la fuerza del enemigo poderoso. Esa energía decidida ha escrito la jornada del 21 de julio y escribirá mañana las páginas libertarias de nuestra historia, como aquella en la que el terror rojo será batido por el coraje de los que tenemos Dios y Patria.

Nuestro Programa de principios también establece que somos contrarios a la indisciplina social, representada bajo dos formas: la anarquía y la tiranía. La primera, que es el relajamiento del principio de autoridad, y la segunda, que es la viciosa deformación del poder en servicio del caudillo o del grupo y no de la Nación. Grandes masas del pueblo boliviano han comprendido la verdad apasionante de nuestro ideario. La burda especie de constituir un peligro nazi fascista es irrisoria y huérfana de aceptación.

NUESTRA RESPONSABILIDAD EN EL GOBIERNO DE VILLARROEL

Podría sostenerse que la responsabilidad que correspondería a FSB en el depuesto régimen de Villarroel, justificaría esta medida conculcadora de los ideales del 21 de julio. Pero aún en este caso, debe saberse que el proceso histórico está abierto y allí ha de dirimirse la participación que las personas y las organizaciones han podido tener, en el período que se enjuicia; pero, no es fuera de esta investigación y por sobre la verdad histórica, que puede juzgarse y condenar.

Por lo demás, debemos dejar establecido, que nuestra responsabilidad política no la vamos a ventilar ante las policías. No es el gobierno, sino el pueblo quien ha de juzgarnos en este aspecto, otorgándonos o negándonos su confianza y adhesión.

Nos interesa sólo en este sentido, resumir en el presente documento nuestra actuación frente al gobierno del Tcnl. Villarroel, para establecer la verdad; y no con el propósito de eludir las persecuciones que se pudiese ordenar.

Al relatar sistemáticamente nuestras relaciones con el régimen depuesto, queremos aclarar que si bien fuimos inspirados desde nuestra auténtica posición nacionalista, que veía traicionado el ideario de la revolución de 1943; nuestra conducta fue tanto más sincera, cuando los errores y vicios del gobierno comprometían la causa nacionalista de las que somos servidores e intérpretes. No fueron otros los móviles de nuestra oposición.

FSB intervino en la revolución del 20 de diciembre de 1943. Lo hizo consciente de cumplir un imperativo patriótico que el país secundó esperanzado. Se resolvió desenvolver un plan de gobierno de inspiración nacionalista y fue FSB consecuente con sus propios postulados al apoyar este pronunciamiento. Sin embargo, FSB, desde el primer instante, y aún en los momentos de la euforia post revolucionaria – en la que en casos análogos, siempre ha contemplado el país estupefacto, cómo los hombres y los partidos cobran el precio de su intervención mediante el asalto a la administración pública– conservó su intransigencia doctrinal y moral; sin aceptar las funciones privilegiadas que se ofrecían a sus cuadros directivos y sin renunciar a su deber de controlar la fidelidad ideológica de la revolución.

Así fue en efecto. Desde los primeros días revolucionarios, la intransigencia falangista disonó frente al coro de los entusiastas de esa hora.

El 23 de diciembre de 1943, FSB se dirigió al Comité Revolucionario Militar expresando: “Por consiguiente, cree de su deber constituirse en guardia permanente del ideario de la revolución, evitando toda adulteración de su contenido y salvando su responsabilidad histórica al colocarse en frente de la Junta de Gobierno, si traiciona sus principios ideológicos”.

Confirmando estos conceptos, creyó de su deber advertir al Presidente Villarroel que su apoyo no sería incondicional ni subordinado a otro interés, que la lealtad a los ideales proclamados. Así, en carta fechada en 30 de diciembre de 1943, se dirigió al Presidente, estableciendo categóricamente lo siguiente: “Si el programa no se cumple, si el sentido de la revolución se defrauda, señor Presidente; nos sentiremos desligados de todo compromiso y nos colocaremos en frente de esta revolución”. FSB colaboró desde el pleno de distancia que le señalaba sus exigencias doctrinales, haciendo llegar sus observaciones y críticas hasta los personeros de gobierno, produciendo un sensible alejamiento; pues dicha crítica había de parecer inoportuna a un régimen al que llegaban entusiastas proposiciones de colaboración de sus enemigos como el PIR; que, según declaraciones de su Sub Jefe en “Pregón”, del 13 de febrero de 1944, había propuesto al gobierno del Mayor Villarroel, la formación de un frente formado por fuerzas jóvenes del Ejército, de la Confederación Sindical de Trabajadores, del Partido de la Izquierda Revolucionara (PIR), del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y de sus sectores independientes anti nazis, para realizar una labor coordinada alrededor de reformas en Bolivia”.

Cuando FSB advirtió que ya nada podía hacer para rectificar el curso fraudulento de una revolución que se llamó nacionalista, se desligó de toda responsabilidad; mediante el trascendental documento político llamado Carta abierta al Presidente Villarroel, fechado en 4 de noviembre de 1944. En dicho documento, se denuncia que: “La revolución ha sido traicionada, y por lo tanto, FSB se releva de toda responsabilidad política, haciendo constar que no ha tenido ninguna intervención en los actos del gobierno”. Bastaría dicho documento para hacer fe de nuestra desvinculación del régimen anterior. Pero FSB, aún dentro de esa línea, cumplió su cometido de impugnar los errores del régimen y desautorizar la bandera de un nacionalismo prostituido.

Así fue como en febrero de 1945, dio a publicación su declaración condenatoria de los métodos de represión política. Luego, todos sus documentos posteriores impugnaron la línea política del gobierno, en el propósito cívico de salvar la causa del nacionalismo; que no podía quedar comprometida con la obra de un gobierno que no fue nacionalista.

En mensaje del Jefe del partido, de 1 de enero de 1946, se enjuiciaba la obra del gobierno en los siguientes términos: “Todos los actos posteriores de este gobierno lo han confirmado: la ausencia de una política de restauración bolivianista, capaz de encausar la educación y el trabajo hacia los fines de la Nación; la desordenada legislación social que se ha dictado; el ejercicio de una violencia injustificada, mientras se mantiene en la impunidad a los que delinquieron contra los bienes del Estado; una acción de gobierno, en resumen, que empuja al pueblo boliviano al desconcierto y al desorden, con olvido del supremo interés de la Patria. Tales gobiernos, de ambigua conducta e inspiración, suelen convertirse por su ideología híbrida, en el abono de la anarquía y la disolución nacional”.

FSB fue el primer partido en declarar su abstención en las pasadas elecciones, mediante resolución expresada así, entre otros conceptos: “En atención a que los comicios electorales del 5 de mayo próximo, representa una farsa electoral organizada por el gobierno actual; que ya ha designado los representantes nacionales, quedando en consecuencia, eliminada la competencia política, que había de demostrar cuales partidos cuentan con respaldo popular…” (Abstención electoral firmada por el Comité Electoral de FSB, publicada el 25 de abril de 1946 en “Los Tiempos” de Cochabamba).

Condenando sucesos sucedidos en Santa Cruz, FSB emitió un voto que decía: “…Falange Socialista Boliviana, en consecuencia, acusa al Movimiento Nacionalista Revolucionario de fomentar la traición a Bolivia, con su conducta rayana en el vandalismo, como el ametrallamiento sorpresivo y cobarde a seis miembros del FDA (Frente Democrático Antifascista)” (Consejo Consultivo de la Célula “O”, Santa Cruz, 30 de abril de 1946).

“El Heraldo”, órgano de FSB editado en Cochabamba, al definir su posición con relación al gobierno anterior, expresaba en su artículo editorial intitulado “Frente a una revolución en marcha”: “Pero la verdad es que todos los verdaderos revolucionarios nacionalistas –no los revolucionarios presupuestívoros que sirven al régimen actual- están frente al gobierno en una oposición tácita o expresa de disconformidad”.

Largo sería enumerar cómo FSB cumplió su advertencia de ponerse en frente de la revolución si sus postulados no se cumplían. Pero interesa decir que este esclarecimiento histórico es la palabra definitiva y última que pronunciamos sobre este tema, en servicio de la información pública; pues supimos cumplir nuestro deber cuando el gobierno anterior defraudaba las ansias nacionalistas; y no nos detendremos desde ahora en contemplar el pasado, sino que nos enfrentaremos al porvenir con la misma intransigencia doctrinal y entereza cívica con que lo hicimos ayer.

Nuestra conducta está aclarada para el pueblo, cuyo sentido de justicia no puede engañarse. Los que se empeñan en comprometer nuestra organización en actos ajenos a su responsabilidad, cumplen finalidades políticas contra el nacionalismo, a cuyas consecuencias no tememos enfrentarnos.

SOBRE ACTIVIDADES SEDICIOSAS

Se dice finalmente, que FSB estaría en un plan de subversión del orden público, para cuya prevención sería preciso declararla fuera de la ley. La medida es desproporcionada y anticonstitucional, para quienes derrocaron un gobierno que no supo conjurar los peligros internos de acuerdo a las previsiones constitucionales.

Pero la especie cae también por absurda, pues FSB no aspira sino a la consolidación de un orden legal; donde vencido el comunismo por la unión de todos los bolivianos, pueda entregarse el país a la tarea de equilibrar las fuerzas nacionales en servicio de la Nación. Lo evidente es que FSB, cumpliendo con este propósito, impulsada por su misión histórica y como depositaria de la fe de todo el pueblo anticomunista de Bolivia, se halla dedicada a la tarea de derrotar al comunismo en todos los campos en que se presentare.

Tenemos la seguridad de que si la Junta de Gobierno no traiciona la esperanza actual del país, entregándose insensible al juego interesado de los partidos comunistas, serán derrotadas las fuerzas antinacionales, por la expresión mayoritaria del país todo. Pero, si el gobierno acepta la especie maliciosa de confundir toda acción anticomunista con acción contraria al Ejecutivo y secunda dócilmente el plan de esas fuerzas, tratando de eliminar la intervención política al auténtico bolivianismo, expresado en FSB; suya será la responsabilidad monstruosa de haber entregado al sacrificio y las ansias de un pueblo patriota a los que representan la antítesis de los ideales cívicos de la bolivianidad.

NUESTROS DERECHOS SON IRRENUNCIABLES

Al dirigirnos a Ud., señor Presidente, repetimos: No queremos eludir la persecución, en la que se hacen grandes y amados los ideales políticos. Hemos querido únicamente, dejar pública constancia de nuestra protesta y una explicación sucinta al pueblo boliviano, que pueda desmentir las calumnias o prejuicios en contra nuestra. Orgullosos estamos de nuestros postulados y serenos en nuestras responsabilidades. Nada podemos temer del futuro que, cuanto más fuerte se nos hiera, más hondo se afirmará nuestro ideal.

Y, para concluir, queremos expresar ante su responsabilidad de gobernante, que si llegase el caso de que prevaleciesen las maquinaciones que denunciamos sobre la probidad justiciera no desmentida hasta hoy; la medida de declararnos al margen de la ley será ineficaz para silenciar nuestro derecho irrenunciable de predicar nuestro ideal de buenos bolivianos al pueblo de Bolivia.

El atentatorio decreto que la historia recogerá como un baldón de ignominia para su gobierno, tendría que proseguir en su obra destructora de nuestra causa falangista; segando la vida de quienes, porque tienen un ideal patriótico y honrado, no habrán de renunciar a el, aunque las leyes no los amparen.

Con este motivo, saludo a UD., señor Presidente

¡POR BOLIVIA!

Oscar Unzaga de la Vega

Jefe de Falange Socialista Boliviana

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