Sergio Portugal Joffre
EL NACIONALISMO
El nacionalismo es la ideología de una Nación.
Cuando queremos definir qué es el nacionalismo, bien podríamos decir que es el principio de identidad con la propia Nación. La lengua española lo define como “Amor o apego de los naturales de una Nación a ella y a cuanto le pertenece”. También se refiere al mismo, en el sentido de “Doctrina que exalta la personalidad nacional completa” (RANCES).
Además de lo consignado, me adhiero a la manifestación que el DICCIONARIO SOPENA TOMO III incluye, añadiendo a lo dicho, que es “Doctrina de las reivindicaciones políticas de las nacionalidades oprimidas”. Esta última definición resulta muy interesante, porque además de aplicarse a todo tiempo, es adecuada para el presente. Porque es precisamente en la actualidad, que las fuerzas del imperialismo buscan someter a las naciones mediante la intervención militar, como ha sucedido en Iraq y Afganistán, capturados por los ejércitos multinacionales del Nuevo Orden Mundial; o el intervencionismo económico y político sobre las naciones del hemisferio sur, que están perpetrando el imperio de la miseria social, la captura de sus estados y la disgregación de sus sociedades; todo ello, en nombre de la globalización, la democracia o la paz y seguridad mundiales. O como otras formas de agresión contra las libertades de los pueblos; tal cual es el caso del sometimiento del Tíbet por parte de la China comunista desde 1959, que ya en los albores del siglo XXI había castigado al pueblo con más de un millón de muertos; y asimismo, el anhelo del propio pueblo chino, que en la revolución de Beijing en junio de 1989, clamó multitudinariamente en la plaza Tianannem junto a su juventud y con sus caídos, por el fin del sistema de dominación comunista maoísta en su Nación.
Por lo tanto, el nacionalismo se constituye en esta época peligrosa para la independencia de los países, en una ideología que preconiza la toma de conciencia por la identidad nacional, en un instrumento de liberación de las naciones y en una garantía de protección de las agresiones imperialistas; para ser libres en la tierra de todo fascismo, comunismo o capitalismo. En consecuencia, por ser la ideología de una Nación, el nacionalismo debe desarrollar una geopolítica propia de cada país; como parte de una nueva política de relaciones internacionales, en términos de solidaridad recíproca y respeto a las soberanías nacionales, sin intervencionismos; frente a la geopolítica globalista de dominación universal.
Estas definiciones y otras versiones que podríamos encontrar como sus similares; indudablemente nos brindan un punto de partida para arribar a un análisis cabal de la naturaleza del nacionalismo. En esta explicación, tendremos la oportunidad de conocer lo que verdaderamente es el nacionalismo; al mismo tiempo que nos dará la oportunidad de despejar algunas ideas erróneas acerca de su índole.
El conocimiento del nacionalismo es un edificio construido sobre una estructura, con elementos muy característicos de su propia particularidad; que comienzan con sentimientos de origen natural, en la relación del hombre con su Nación; y culminan en profundos preceptos doctrinales. El nacionalismo parte de la interpretación que hace el hombre sobre su país y se dirige a constituirse en la ideología de una Nación. Todo el análisis sobre el nacionalismo, implica partir de lo sencillo a lo complejo.
El sentimiento natural por nuestra Patria y la conciencia nacionalista; son los primeros rudimentos por los cuales atraviesa el nacionalismo, para arribar a su formulación doctrinal. La doctrina nacionalista es la definición de los sentimientos y la conciencia patriótica.
Entonces, se conforma la estructura ideológica del nacionalismo; que sofistica y explica con amplitud lo que sentimos en nuestro corazón en sus primeras formas emocionales, respecto a nuestra Patria.
La palabra doctrina proviene de la voz griega “didace”, que significa enseñar. Eso es la doctrina; una enseñanza sobre el pensamiento que respecto a los fenómenos de variado orden se quiere explicar. La doctrina explica el contenido de una posición filosófica, política, religiosa, científica determinada. Esta explicación escudriña en los orígenes, realidad, destino y principios, de aquellos fenómenos naturales, espirituales, sociales y de diversa índole.
La doctrina es la definición concreta, coherente y amplia de las cosas relacionadas con una determinada posición en cualquier orden de la vida. Una doctrina, cualquiera que sea esta, define la personalidad de una acción dada. Determina la posición individual y colectiva, dentro de un contexto histórico particular o universal; sea que perdure o no la vigencia de un postulado doctrinal en lo temporal.
Por lo tanto, se comprende que la doctrina nacionalista explica la cosmovisión respecto a los orígenes históricos de determinada nacionalidad; acerca de su realidad política, económica, social y cultural; y proporciona la orientación sobre el destino al cual debe llegar una Nación. Esto, sobre principios políticos y morales que debe regirlos en todo tiempo. Con este estudio sobre la propia nacionalidad, debe ir aparejado el análisis de su propia visión internacional. Por ello, el nacionalismo es una doctrina con una cosmovisión para la Nación y el mundo.
Al comprender que el nacionalismo representa todo un edificio ideológico, comprobamos que no toda postura política que utilice el marbete de nacionalista, realmente lo sea. De tal manera que verificamos; mediante el análisis de las ideas y los hechos; que tal etiqueta no es más que parte de una trama demagógica, con el fin de lograr oportunistas ventajas para una politiquería pseudo nacionalista sin identidad ideológica.
El sencillo sentimiento de relación del hombre con su tierra, aún en estado germinal y sin mayores cuestionamientos en profundidad; es ya el principio de gestación de un sentimiento patriótico que debe elevarse a la categoría de una ideología nacionalista. Es un sentimiento que debe orientarse por el cauce correcto; darle forma, e incrementarlo; antes que las fuerzas adversarias a la Nación se encarguen, como lo hicieron, y hoy hacen en Bolivia y los demás países, de deformarlo y buscar su apagamiento. Mas, el amor a la Nación ha de ser tan fuerte que, pese a todo subterfugio destructivo, perviva en el corazón del pueblo, aún en sus formas primigenias y recónditas. El sentimiento nacionalista permanecerá pese a los mercaderes del internacionalismo materialista; para quienes la soberanía de las naciones es un estorbo en su negocio de poder, hombres y mercancías.
LA COSMOVISIÓN NACIONALISTA
El concepto de cosmovisión ingresa en el vocabulario del pensamiento intelectual en 1911; introducida por el filósofo alemán Wilhelm Dilthey, quien la presentó a través de su obra “Introducción a las ciencias de la cultura”. Él empleó la expresión alemana “Weltanschauung” (welt=mundo; anschauen=observar); es decir, “Visión del mundo”. Significa la concepción del mundo, que una persona o colectividad tiene; a partir del análisis e interpretación de la vida; los cuales explica mediante su propio sistema doctrinal.
La Weltanschauung o Visión del mundo, es lo que en el idioma español hemos adaptado como la palabra Cosmovisión. Es aplicable a los diversos aspectos de la actividad humana; de manera que se puede hablar de cosmovisión científica, religiosa, moral, filosófica, política, de las ciencias sociales, cultural, etc. Asimismo, cualquier doctrina política que cuente con un contenido ideológico amplio, ha desarrollado o puede desarrollar una cosmovisión. Porque la cosmovisión es un concepto que ha trascendido más allá de lo exclusivamente filosófico, considerando que Dilthey era un hermenéutico; por lo que puede ser aplicable a diferentes disciplinas del saber humano; como ha sucedido con otras expresiones de origen diverso.
El nacionalismo es una cosmovisión; porque reúne en su contenido una diversidad de elementos que se inter relacionan; partiendo del sentido natural nacional de los individuos, para llegar a constituirse en una doctrina de la nacionalidad.
La cosmovisión nacionalista es una concepción de la Nación en todos los aspectos que la caracterizan y se extiende hacia una visión de la relación de ella con el hombre, como su principal característica; y el mundo, como el ámbito global en el que la Nación se desenvuelve. Del hombre considerado integralmente, en su esencia espiritual y en su constitución corporal; dotado así por Dios para realizar la misión de ascender a la perfectibilidad en el.
Por lo tanto, el verdadero nacionalismo descansa sobre el principio de reciprocidad, en que el bien de la Nación se basa en el bien de los hombres; y, el beneficio de los hombres debe representar al mismo tiempo, el progreso material y espiritual de la Nación.
Esta relación de hombre y Nación se desenvuelve en un ámbito mundial; y es por ello que el nacionalismo representa la cosmovisión que se extiende hacia una concepción del mundo.
Podemos ver en consecuencia, que el nacionalismo es una cosmovisión, así como es una integralidad; cuando comprendemos aquella inter relación entre el pueblo, como extensión del hombre, y la Nación, como una realidad histórica, colectiva y organizada, que contiene al hombre en su conformación comunitaria. Porque la Nación es precisamente eso; una comunidad organizada sobre los fundamentos de su historia e identidad características, que la diferencian de las demás.
Precisamente, el contenido del término nacionalismo, implica todo lo relacionado con la Nación. Es por ello que, cuando nos referimos a la Nación, estamos considerando todos los elementos inherentes que en ella se encuentran. Todo lo que se halla dentro de la Nación, le pertenece, y, por lo tanto, son parte integrante del nacionalismo.
La Nación es el principio activo del nacionalismo; en consecuencia, todo lo que contiene la Nación, en sus diversos aspectos, es parte del nacionalismo. Por ello, decimos que el nacionalismo es una cosmovisión integral.
El nacionalismo es el gran contenedor ideológico, moral y práctico de todo lo que le pertenece a la Nación.
Raúl Portugal expresaba el concepto de cosmovisión en su ensayo “Los principios del nacionalismo”: “Toda cosmovisión es el determinado ordenamiento de una escala de valores referida a un valor supremo, el cual requiere e impone un estímulo de vida y una concreta misión histórica diferenciada en lo universal. A fin de realizar esa misión histórica en el tiempo y el espacio, toda cosmovisión genera un sistema propio, el mismo que a su vez, se halla conformado por estructuras que se disponen de una manera acorde con los valores sustentados. Resulta sobradamente evidente que dicha concepción orgánica se opone al enfoque del materialismo dialéctico y a la versión liberal, en tanto y en cuanto estos dos enfoques mutilan al hombre. En cambio, el nacionalismo considera al ser humano como protagonista de su tiempo, constructor de su historia y dueño de su destino” (Los principios del nacionalismo, publicación FSB, 1982, La Paz).
Los elementos fundamentales del nacionalismo.
El nacionalismo desarrolla una doctrina autenticista, analizando los elementos que integran la cosmovisión nacional.
Para comprender mejor la cosmovisión nacionalista, es necesario que conozcamos los elementos que la componen; porque estos son las que conforman su fundamento doctrinal y le dan su característica particular; que la distinguen nítidamente de las demás ideologías. Los elementos fundamentales del nacionalismo se constituyen por lo mismo; en el basamento doctrinal sobre el cual se construye una concepción ideológica del Estado.
Si se conforman partidos y gobiernos sin doctrina; si se emprende la reforma constitucional de un Estado, sin un basamento doctrinal; entonces este se convierte con el paso del tiempo, en una entidad política que carece de sustento en sí misma. Por lo tanto, para construir estados firmes y estables, se necesita de una Tesis del Estado Nacionalista.
Los pueblos del mundo deben formular sus propias tesis para sus estados nacionales. Es decir, dotarse de un fundamento ideológico nacionalista; que sirva para edificar una doctrina nacional del Estado, con sus propias concepciones políticas y económicas adecuadas a la realidad de su propia nacionalidad; con objetivos y propósitos definidos para su política interna, y para una proyección geopolítica nacionalista y su política internacional. Esa es la finalidad que se busca, para dar cimientos firmes a la Nación Estado moderna y su futuro; lo cual es lo mismo que hablar de una sólida estabilidad para la vida del pueblo al que contiene.
El principio natural de nacionalidad es el punto de partida que se expresa de manera primaria en los habitantes de una Nación; que debe imprimirse en la personalidad del hombre, y es así como se puede asumir en consecuencia, una conciencia nacionalista.
Es sobre la base de estos dos puntos iniciales, como son el principio natural de nacionalidad y la conciencia nacionalista; que los demás elementos que la componen, desarrollan la idea nacionalista, partiendo de lo elemental y arribando a lo complejo. Así tenemos entre los demás elementos inherentes del nacionalismo, a los conceptos de Nación, pueblo, Patria y soberanía. Asimismo, la comprensión del rol histórico nacional, el factor geográfico y la identidad cultural, son parte del análisis nacionalista acerca de la naturaleza de su propia Nación. Con la inclusión de valores como la libertad, la solidaridad y la justicia, se obtiene una idea completa de la doctrina nacionalista en su relación recíproca con los principios espirituales y materiales de la vida.
La idea nacionalista contiene además, los conceptos de socialismo y revolución. Estos son parte esencial de su naturaleza.
Socialismo y revolución.
El nacionalismo es la ideología de una Nación.
Cuando queremos definir qué es el nacionalismo, bien podríamos decir que es el principio de identidad con la propia Nación. La lengua española lo define como “Amor o apego de los naturales de una Nación a ella y a cuanto le pertenece”. También se refiere al mismo, en el sentido de “Doctrina que exalta la personalidad nacional completa” (RANCES).
Además de lo consignado, me adhiero a la manifestación que el DICCIONARIO SOPENA TOMO III incluye, añadiendo a lo dicho, que es “Doctrina de las reivindicaciones políticas de las nacionalidades oprimidas”. Esta última definición resulta muy interesante, porque además de aplicarse a todo tiempo, es adecuada para el presente. Porque es precisamente en la actualidad, que las fuerzas del imperialismo buscan someter a las naciones mediante la intervención militar, como ha sucedido en Iraq y Afganistán, capturados por los ejércitos multinacionales del Nuevo Orden Mundial; o el intervencionismo económico y político sobre las naciones del hemisferio sur, que están perpetrando el imperio de la miseria social, la captura de sus estados y la disgregación de sus sociedades; todo ello, en nombre de la globalización, la democracia o la paz y seguridad mundiales. O como otras formas de agresión contra las libertades de los pueblos; tal cual es el caso del sometimiento del Tíbet por parte de la China comunista desde 1959, que ya en los albores del siglo XXI había castigado al pueblo con más de un millón de muertos; y asimismo, el anhelo del propio pueblo chino, que en la revolución de Beijing en junio de 1989, clamó multitudinariamente en la plaza Tianannem junto a su juventud y con sus caídos, por el fin del sistema de dominación comunista maoísta en su Nación.
Por lo tanto, el nacionalismo se constituye en esta época peligrosa para la independencia de los países, en una ideología que preconiza la toma de conciencia por la identidad nacional, en un instrumento de liberación de las naciones y en una garantía de protección de las agresiones imperialistas; para ser libres en la tierra de todo fascismo, comunismo o capitalismo. En consecuencia, por ser la ideología de una Nación, el nacionalismo debe desarrollar una geopolítica propia de cada país; como parte de una nueva política de relaciones internacionales, en términos de solidaridad recíproca y respeto a las soberanías nacionales, sin intervencionismos; frente a la geopolítica globalista de dominación universal.
Estas definiciones y otras versiones que podríamos encontrar como sus similares; indudablemente nos brindan un punto de partida para arribar a un análisis cabal de la naturaleza del nacionalismo. En esta explicación, tendremos la oportunidad de conocer lo que verdaderamente es el nacionalismo; al mismo tiempo que nos dará la oportunidad de despejar algunas ideas erróneas acerca de su índole.
El conocimiento del nacionalismo es un edificio construido sobre una estructura, con elementos muy característicos de su propia particularidad; que comienzan con sentimientos de origen natural, en la relación del hombre con su Nación; y culminan en profundos preceptos doctrinales. El nacionalismo parte de la interpretación que hace el hombre sobre su país y se dirige a constituirse en la ideología de una Nación. Todo el análisis sobre el nacionalismo, implica partir de lo sencillo a lo complejo.
El sentimiento natural por nuestra Patria y la conciencia nacionalista; son los primeros rudimentos por los cuales atraviesa el nacionalismo, para arribar a su formulación doctrinal. La doctrina nacionalista es la definición de los sentimientos y la conciencia patriótica.
Entonces, se conforma la estructura ideológica del nacionalismo; que sofistica y explica con amplitud lo que sentimos en nuestro corazón en sus primeras formas emocionales, respecto a nuestra Patria.
La palabra doctrina proviene de la voz griega “didace”, que significa enseñar. Eso es la doctrina; una enseñanza sobre el pensamiento que respecto a los fenómenos de variado orden se quiere explicar. La doctrina explica el contenido de una posición filosófica, política, religiosa, científica determinada. Esta explicación escudriña en los orígenes, realidad, destino y principios, de aquellos fenómenos naturales, espirituales, sociales y de diversa índole.
La doctrina es la definición concreta, coherente y amplia de las cosas relacionadas con una determinada posición en cualquier orden de la vida. Una doctrina, cualquiera que sea esta, define la personalidad de una acción dada. Determina la posición individual y colectiva, dentro de un contexto histórico particular o universal; sea que perdure o no la vigencia de un postulado doctrinal en lo temporal.
Por lo tanto, se comprende que la doctrina nacionalista explica la cosmovisión respecto a los orígenes históricos de determinada nacionalidad; acerca de su realidad política, económica, social y cultural; y proporciona la orientación sobre el destino al cual debe llegar una Nación. Esto, sobre principios políticos y morales que debe regirlos en todo tiempo. Con este estudio sobre la propia nacionalidad, debe ir aparejado el análisis de su propia visión internacional. Por ello, el nacionalismo es una doctrina con una cosmovisión para la Nación y el mundo.
Al comprender que el nacionalismo representa todo un edificio ideológico, comprobamos que no toda postura política que utilice el marbete de nacionalista, realmente lo sea. De tal manera que verificamos; mediante el análisis de las ideas y los hechos; que tal etiqueta no es más que parte de una trama demagógica, con el fin de lograr oportunistas ventajas para una politiquería pseudo nacionalista sin identidad ideológica.
El sencillo sentimiento de relación del hombre con su tierra, aún en estado germinal y sin mayores cuestionamientos en profundidad; es ya el principio de gestación de un sentimiento patriótico que debe elevarse a la categoría de una ideología nacionalista. Es un sentimiento que debe orientarse por el cauce correcto; darle forma, e incrementarlo; antes que las fuerzas adversarias a la Nación se encarguen, como lo hicieron, y hoy hacen en Bolivia y los demás países, de deformarlo y buscar su apagamiento. Mas, el amor a la Nación ha de ser tan fuerte que, pese a todo subterfugio destructivo, perviva en el corazón del pueblo, aún en sus formas primigenias y recónditas. El sentimiento nacionalista permanecerá pese a los mercaderes del internacionalismo materialista; para quienes la soberanía de las naciones es un estorbo en su negocio de poder, hombres y mercancías.
LA COSMOVISIÓN NACIONALISTA
El concepto de cosmovisión ingresa en el vocabulario del pensamiento intelectual en 1911; introducida por el filósofo alemán Wilhelm Dilthey, quien la presentó a través de su obra “Introducción a las ciencias de la cultura”. Él empleó la expresión alemana “Weltanschauung” (welt=mundo; anschauen=observar); es decir, “Visión del mundo”. Significa la concepción del mundo, que una persona o colectividad tiene; a partir del análisis e interpretación de la vida; los cuales explica mediante su propio sistema doctrinal.
La Weltanschauung o Visión del mundo, es lo que en el idioma español hemos adaptado como la palabra Cosmovisión. Es aplicable a los diversos aspectos de la actividad humana; de manera que se puede hablar de cosmovisión científica, religiosa, moral, filosófica, política, de las ciencias sociales, cultural, etc. Asimismo, cualquier doctrina política que cuente con un contenido ideológico amplio, ha desarrollado o puede desarrollar una cosmovisión. Porque la cosmovisión es un concepto que ha trascendido más allá de lo exclusivamente filosófico, considerando que Dilthey era un hermenéutico; por lo que puede ser aplicable a diferentes disciplinas del saber humano; como ha sucedido con otras expresiones de origen diverso.
El nacionalismo es una cosmovisión; porque reúne en su contenido una diversidad de elementos que se inter relacionan; partiendo del sentido natural nacional de los individuos, para llegar a constituirse en una doctrina de la nacionalidad.
La cosmovisión nacionalista es una concepción de la Nación en todos los aspectos que la caracterizan y se extiende hacia una visión de la relación de ella con el hombre, como su principal característica; y el mundo, como el ámbito global en el que la Nación se desenvuelve. Del hombre considerado integralmente, en su esencia espiritual y en su constitución corporal; dotado así por Dios para realizar la misión de ascender a la perfectibilidad en el.
Por lo tanto, el verdadero nacionalismo descansa sobre el principio de reciprocidad, en que el bien de la Nación se basa en el bien de los hombres; y, el beneficio de los hombres debe representar al mismo tiempo, el progreso material y espiritual de la Nación.
Esta relación de hombre y Nación se desenvuelve en un ámbito mundial; y es por ello que el nacionalismo representa la cosmovisión que se extiende hacia una concepción del mundo.
Podemos ver en consecuencia, que el nacionalismo es una cosmovisión, así como es una integralidad; cuando comprendemos aquella inter relación entre el pueblo, como extensión del hombre, y la Nación, como una realidad histórica, colectiva y organizada, que contiene al hombre en su conformación comunitaria. Porque la Nación es precisamente eso; una comunidad organizada sobre los fundamentos de su historia e identidad características, que la diferencian de las demás.
Precisamente, el contenido del término nacionalismo, implica todo lo relacionado con la Nación. Es por ello que, cuando nos referimos a la Nación, estamos considerando todos los elementos inherentes que en ella se encuentran. Todo lo que se halla dentro de la Nación, le pertenece, y, por lo tanto, son parte integrante del nacionalismo.
La Nación es el principio activo del nacionalismo; en consecuencia, todo lo que contiene la Nación, en sus diversos aspectos, es parte del nacionalismo. Por ello, decimos que el nacionalismo es una cosmovisión integral.
El nacionalismo es el gran contenedor ideológico, moral y práctico de todo lo que le pertenece a la Nación.
Raúl Portugal expresaba el concepto de cosmovisión en su ensayo “Los principios del nacionalismo”: “Toda cosmovisión es el determinado ordenamiento de una escala de valores referida a un valor supremo, el cual requiere e impone un estímulo de vida y una concreta misión histórica diferenciada en lo universal. A fin de realizar esa misión histórica en el tiempo y el espacio, toda cosmovisión genera un sistema propio, el mismo que a su vez, se halla conformado por estructuras que se disponen de una manera acorde con los valores sustentados. Resulta sobradamente evidente que dicha concepción orgánica se opone al enfoque del materialismo dialéctico y a la versión liberal, en tanto y en cuanto estos dos enfoques mutilan al hombre. En cambio, el nacionalismo considera al ser humano como protagonista de su tiempo, constructor de su historia y dueño de su destino” (Los principios del nacionalismo, publicación FSB, 1982, La Paz).
Los elementos fundamentales del nacionalismo.
El nacionalismo desarrolla una doctrina autenticista, analizando los elementos que integran la cosmovisión nacional.
Para comprender mejor la cosmovisión nacionalista, es necesario que conozcamos los elementos que la componen; porque estos son las que conforman su fundamento doctrinal y le dan su característica particular; que la distinguen nítidamente de las demás ideologías. Los elementos fundamentales del nacionalismo se constituyen por lo mismo; en el basamento doctrinal sobre el cual se construye una concepción ideológica del Estado.
Si se conforman partidos y gobiernos sin doctrina; si se emprende la reforma constitucional de un Estado, sin un basamento doctrinal; entonces este se convierte con el paso del tiempo, en una entidad política que carece de sustento en sí misma. Por lo tanto, para construir estados firmes y estables, se necesita de una Tesis del Estado Nacionalista.
Los pueblos del mundo deben formular sus propias tesis para sus estados nacionales. Es decir, dotarse de un fundamento ideológico nacionalista; que sirva para edificar una doctrina nacional del Estado, con sus propias concepciones políticas y económicas adecuadas a la realidad de su propia nacionalidad; con objetivos y propósitos definidos para su política interna, y para una proyección geopolítica nacionalista y su política internacional. Esa es la finalidad que se busca, para dar cimientos firmes a la Nación Estado moderna y su futuro; lo cual es lo mismo que hablar de una sólida estabilidad para la vida del pueblo al que contiene.
El principio natural de nacionalidad es el punto de partida que se expresa de manera primaria en los habitantes de una Nación; que debe imprimirse en la personalidad del hombre, y es así como se puede asumir en consecuencia, una conciencia nacionalista.
Es sobre la base de estos dos puntos iniciales, como son el principio natural de nacionalidad y la conciencia nacionalista; que los demás elementos que la componen, desarrollan la idea nacionalista, partiendo de lo elemental y arribando a lo complejo. Así tenemos entre los demás elementos inherentes del nacionalismo, a los conceptos de Nación, pueblo, Patria y soberanía. Asimismo, la comprensión del rol histórico nacional, el factor geográfico y la identidad cultural, son parte del análisis nacionalista acerca de la naturaleza de su propia Nación. Con la inclusión de valores como la libertad, la solidaridad y la justicia, se obtiene una idea completa de la doctrina nacionalista en su relación recíproca con los principios espirituales y materiales de la vida.
La idea nacionalista contiene además, los conceptos de socialismo y revolución. Estos son parte esencial de su naturaleza.
Socialismo y revolución.
Porque la Nación es un gran contenedor de toda la sociedad; la cual se compone de diversas clases y razas; necesita regirse por tanto, por un sistema de justicia y solidaridad que abarque a esta sociedad, sin exclusivismos racistas o clasistas. Este sentido de totalidad social es en consecuencia, integrador; que es el verdadero sentido del socialismo; frente a los falsos socialismos, como el clasismo marxista. Si la sociedad es parte de la Nación, el socialismo es parte del nacionalismo.
La Nación y su sociedad necesitan de transformaciones que las conduzcan hacia nuevas metas de mejoramiento progresivo. Los cambios sociales no pueden ser a medias, sino totales y para todos los habitantes de una Nación. Eso es revolucionario; cambiar un sistema obsoleto e injusto, para llevar a la Nación toda hacia su renovación, la grandeza y la superación. Necesitamos reconstruir nuestras naciones sobre nuevas bases políticas, morales y la revolución del ser humano. Es una revolución integral y reconstructora, como deben serlo todas las verdaderas revoluciones; pero no como la experiencia comunista del pasado, que convertida en un nuevo absolutismo individualista de partido, colectivizó la miseria de las masas y no su publicitada revolución del proletariado.
Porque no existe un verdadero nacionalismo si no es socialista y revolucionario. Por eso, rechazamos a los falsos nacionalismos que inventó la burguesía; los cuales carecieron de un contenido transformador para nuestras sociedades, y solamente buscaron la perpetuación del exclusivismo plutocrático, incrementando la pobreza social bajo los discursos democráticos. Frente al conservadurismo, levantaremos la revolución; y, ante su sistema de privilegios, enarbolaremos el socialismo.
Así, bajo este principio de totalidad, el nacionalismo comprende los fenómenos naturales y políticos que se gestan en el interior de las naciones; para llegar a una concepción del Estado, también de totalidad. Esto significa el abarcamiento de todos los aspectos de la vida nacional, en servicio del pueblo integrado en todas sus clases sociales, razas y regiones, sin exclusivismos ni exclusión política, económica y social.
Al ser la Nación una integralidad, lo es también el nacionalismo.
La Nación y su sociedad necesitan de transformaciones que las conduzcan hacia nuevas metas de mejoramiento progresivo. Los cambios sociales no pueden ser a medias, sino totales y para todos los habitantes de una Nación. Eso es revolucionario; cambiar un sistema obsoleto e injusto, para llevar a la Nación toda hacia su renovación, la grandeza y la superación. Necesitamos reconstruir nuestras naciones sobre nuevas bases políticas, morales y la revolución del ser humano. Es una revolución integral y reconstructora, como deben serlo todas las verdaderas revoluciones; pero no como la experiencia comunista del pasado, que convertida en un nuevo absolutismo individualista de partido, colectivizó la miseria de las masas y no su publicitada revolución del proletariado.
Porque no existe un verdadero nacionalismo si no es socialista y revolucionario. Por eso, rechazamos a los falsos nacionalismos que inventó la burguesía; los cuales carecieron de un contenido transformador para nuestras sociedades, y solamente buscaron la perpetuación del exclusivismo plutocrático, incrementando la pobreza social bajo los discursos democráticos. Frente al conservadurismo, levantaremos la revolución; y, ante su sistema de privilegios, enarbolaremos el socialismo.
Así, bajo este principio de totalidad, el nacionalismo comprende los fenómenos naturales y políticos que se gestan en el interior de las naciones; para llegar a una concepción del Estado, también de totalidad. Esto significa el abarcamiento de todos los aspectos de la vida nacional, en servicio del pueblo integrado en todas sus clases sociales, razas y regiones, sin exclusivismos ni exclusión política, económica y social.
Al ser la Nación una integralidad, lo es también el nacionalismo.
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